La primera final del día fue Pacific Super Rugby: los eternos rivales entre New Zealand Rugby Blues y Crusaders se enfrentaron en una multitud de fanáticos en Eden Park.

Desde el primer minuto, los cruzados presionaron a sus oponentes, aplastando a sus oponentes en su propia mitad y sin perder nunca la oportunidad de anotar. único problema? La defensa de los Blues, la única forma en que funcionó (a diferencia del desastroso toque de Eklund cuando disparó). Mucha presión, muchos intentos fallidos pero poco para los rossoneri, que marcaron de centro de Mo’unga en el 13′. El mismo número 10 hizo el 0-6, por lo que al final del período numerosos tiros se convirtieron en un solo intento por pura astucia de Hall para romper el servicio en el 0-13.

El gol de Mo’unga en el minuto 46 (0-16) acabó esencialmente con el partido, siempre perfecto y físicamente dominante para los cruzados. No fue hasta el minuto 58, tras un revolcón y una lucha por la posesión, que los Blues demostraron su fuerza con un rápido intento de Christie, que Perofetta remató de cabeza. Sin embargo, no fue suficiente para presionar a los visitantes y en el minuto 75 Reese tomó el control nuevamente y anotó, Rees capitalizó hábilmente un error en la fase de entrada para poner el 7-21, demostrando así la victoria de los Crusaders.