Partidazo. Candidatazo. Equipazo. Ahora, dígalo todo en francés. Impresionante lo de los muchachos de Galthié, dominadores de principio a fin en un duelo mano a mano, a cara de perro, histórico, de viejas rivalidades, clásico en cualquier deporte. Inglaterra nunca supo qué hacer. Y todavía se lo debe andar preguntando.
Dos minutos nomás tardaron Les Bleus para demostrar su supremacía y plasmarla en el marcador. Un histórico primer tiempo. La mayor diferencia entre ambos al cabo de los cuarenta iniciales: 27-3. Ramos primero apoyó y convirtió, y después se encargó de no fallar ni una sola patada más para estampar una diferencia descomunal en todo sentido.

A La Rosa apenas le quedó un resquicio de Marcus Smith con un solitario y mísero penal. En el ínterin, anduvo como bola sin manija o papando moscas. Póngale la frase trillada que más se le ocurre. Cualquier encajará como anillo al dedo. Imprecisiones, nerviosismo, desorden, indisciplina. Completito el combo en Twickenham.
Y desde agosto de 2007, previo al Mundial que organizó y en el que sucumbió un par de veces con Los Pumas, que Francia no ganaba en Londres (21-15). ¿Será un presagio? Porque la cercana RWC 2019 se va a jugar en… En fin, Inglaterra descontó en el complemento y fue por la heroica. No le alcanzó ni para eso ni para nada.
Misión cumplida. No habrá campeón del Seis Naciones este fin de semana. Será el próximo y tal vez en casa contra Gales. Es cierto, los galos no dependen de sí mismos. Necesitarán alguna ayuda extra de nacionalidad escocesa, o quizás y justamente, inglesa. Por lo pronto, a delirar por las calles de París.